Normas de seguridad industrial en la elaboración de Garnish, en el servicio de catering en la ciudad de Ambato
Después que el hombre prehistórico aprendió a cocer la carne y calentar sus caldos introduciendo piedras calientes en ellos, la evolución de la gastronomía y la fastuosidad en los banquetes llega a excelsitudes insospechadas. Todos los pueblos en la antigüedad realizaban comidas en honor de los muer...
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Главный автор: | |
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Формат: | bachelorThesis |
Язык: | spa |
Опубликовано: |
2016
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Предметы: | |
Online-ссылка: | http://dspace.uniandes.edu.ec/handle/123456789/4654 |
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Итог: | Después que el hombre prehistórico aprendió a cocer la carne y calentar sus caldos introduciendo piedras calientes en ellos, la evolución de la gastronomía y la fastuosidad en los banquetes llega a excelsitudes insospechadas. Todos los pueblos en la antigüedad realizaban comidas en honor de los muertos, los dioses o figuras religiosas a modo de ofrendas las cuales terminaban de una manera u otra, en banquetes litúrgicos. Textos antiguos, entre ellos griegos y romanos, tratan de la alimentación, por alumnos de Teofrasto y por Arquestrato, se sabe que hicieron varios viajes a diversos países con el único propósito de aprender cómo se alimentaban. Ateneo, filósofo sofista y retórico griego, en su obra el banquete de los sofistas, cita a Endemo y Apicio, quienes escribieron verdaderos tratados de cocina. Apicio fundó una academia en la que enseñaba el arte de la gastronomía, gracias a Petronio podemos degustar de banquetes, en el cual los alimentos eran presentados con arte y maestría. El gran escultor Bernini, realizó con frecuencia trabajos en azúcar de estilo arquitectónico, cargados de frutas, que se mostraban al comenzar los banquetes, se retiraban para dar paso a los platillos y los regresaban al concluir la serie de platillos, para que los invitados tomaran lo que apetecieran, Audry (2008). Desde los tiempos más remotos, el hombre ha decorado los platos y las mesas para hacerlos más agradables a la vista, logrando así que el banquete fuera más placentero. En el festín de Trimalcion (que se narra en el Satricon de Petronio), convertido en símbolo de la opulencia de las mesas de la Roma antigua, la sucesión de inventos fantásticos y artificios excéntricos suscitaba la admiración de los comensales, por ejemplo los tordos que salían revoloteando del vientre de un cerdo o un centro de mesa monumental con los signos del Zodiaco formados con distintos alimentos y que escondía una liebre en su interior. |
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